Fosforito sienta cátedra sobre la esencia del flamenco, en el homenaje de la peña El Taranto

Fosforito sienta cátedra sobre la esencia del flamenco, en el homenaje de la peña El Taranto

‘Fosforito’ es patrimonio de la peña El Taranto. No sólo por las veces que ha cantado en su sede, sino que la propia entidad en 1963 aprobó bautizar a la peña con el nombre de Antonio Fernández Díaz. Pero el artista, en un acto de grandeza, renunció al honor, y propuso el nombre del cante genuino de Almería. Anoche se le rindió el enésimo homenaje, en esta ocasión con un cuadro de su imagen, que sustituye a uno anterior, y que preside la entrada a los Aljibes Árabes, obra de Emilia Resina Portaz. Fue un merecido reconocimiento al que no faltó nadie. Le arropó el concejal de Cultura, Diego Cruz, quien ha destacado que “Fosforito es uno de los grandes referentes del flamenco, con un vinculo emocional con la peña El Taranto. Este homenaje es muy merecido y hoy estamos disfrutando con su sabiduría”, el parlamentario andaluz Manuel Guzmán, el presidente de la peña, Rafael Morales, así como muchos de los anteriores presidentes, el gran Tomatito, y los socios que llenaron este espacio del siglo XI.

Ya en el escenario, acompañado por José Antonio López Alemán, Fosforito sentó cátedra sobre la esencia del flamenco. Un texto que también debería enmarcarse o por lo menos editarse, pues hilvanó la pureza del cante jondo, los motivos por los que es patrimonio inmaterial de la humanidad. “Sigo siendo un loco enamorado del flamenco, sigo sintiéndome un pregonero de los cantes de nuestra tierra”, afirma Fosforito, para de inmediato meterse en harina: “el flamenco es eterno. Su grandeza se fundamenta en la capacidad para atrapar una amplia gama de estados afectivos”. Primera declaración de principios.

Sigue su mensaje: “en el flamenco todas las voces valen, porque lo que realmente importa es capacidad expresiva. Al cantaor no se valora por el color de su voz, sino por su capacidad para transmitir emociones, ya sea tristeza, alegría, amargura… todas las emociones”.

Además, Antonio Fernández Díaz ha recordado sus vivencias, con una infancia dura, “soy hijo de la postguerra. Con 8 años ya cantaba por las tabernas de los pueblos. Ha sido un transitar duro, pero a la vez bonito”.

Y se ha referido al protagonismo de la ciudad dentro del flamenco. “Almería tiene muchísima importancia en el cante jondo. Aquí ha habido cantaores buenísimos, y una gran afición, como se comprueba hoy en la peña El Taranto”.

Ha sido un viaje emocional por la esencia del flamenco, muy aplaudido por el público. Antonio Fernández Díaz ‘Fosforito’ forma parte de la esencia de los socios de la peña El Taranto, que a partir de ahora podrán saludarlo cada vez que entren en la peña. Este les responderá con el taranto que acompaña a la obra: “De la fuente del cañillo / de la Puerta de Purchena / de agua traigo un cantarillo / ‘pa’ las niñas casaderas / que sueñan risas de niños”.

Y como buena peña, el homenaje ha concluido con el cante, en esta ocasión de Julián Estrada, acompañado a la guitarra por Manuel Silveria.

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